Concentración: cómo alimentarnos para ser más productivos
¿Sugar Daddy o Sugar Baby, conoces esa sensación de sueño que te asalta después del almuerzo y que te hace menos menos productivo en tu trabajo en las horas de la tarde? ¿O esa sensación de no poder concentrarte como te gustaría durante tus horas de estudio? En el siguiente post te entregamos tips para mejorar tu concentración.
Por supuesto que el café puede ayudar, sin embargo muchos estudios señalan que estos inconvenientes se pueden resolver fácilmente con pequeños cambios en nuestra dieta. Es por esto, que hoy investigaremos cuáles son las mejores alternativas para aliviar, o incluso resolver estos problemas, sin tener que beber un río de café.
La importancia de la hormona insulina
La somnolencia después del almuerzo es frecuentemente causada por la liberación de una gran cantidad de la hormona insulina, luego de ingerir una comida rica en azúcares y carbohidratos con un alto índice glucémico. La insulina, de hecho, es una hormona producida por nuestro páncreas, la cual elimina los azúcares de la sangre y los inserta en las células. Durante este proceso, nuestro cuerpo está en modo de acumulación y las funciones reservadas para el uso de energía disminuyen de forma temporal.
¿Es posible evitar este problema? Por supuesto que sí.
De hecho, como hemos señalado, la liberación de insulina está estrechamente relacionada con la alta presencia de azúcares en nuestra comida. Es por eso que un bocadillo a base de proteínas, grasas y verduras es ideal para comer en la oficina o antes de una sesión de estudio, ya que ésta combinación de nutrientes no nos producen tal somnolencia. Por esta razón, se recomienda reservar la ingesta de carbohidratos simples por la noche, cuando finalmente podemos permitirnos el lujo de relajarnos en el sofá.
Mantente hidratado
Dado que nuestro cuerpo y nuestro cerebro están compuestos por agua en un 60% y 80% respectivamente, es evidente que una buena hidratación es esencial para asegurar que nuestro organismo funcione correctamente. De hecho, el agua desempeña una gran cantidad de funciones vitales dentro de nuestro cuerpo. Una de ellas es transportar oxígeno y carbohidratos a nuestro cerebro. Es por esto que un nivel de deshidratación, por más leve que sea, puede reducir temporalmente su función.
Tan solo el hecho de tener sed, ya es un síntoma de deshidratación, al igual que el hambre. De hecho, a menudo somos incapaces de distinguir bien entre estas dos necesidades, pero lo ideal es beber agua siempre a intervalos regulares. Además es importante no considerar bebidas gaseosas o zumos de frutas como sustitutos del agua. También el café contiene agua, pero su función diurética no nos ayuda con nuestra hidratación.
Por lo tanto, si eres un consumidor regular de bebidas azucaradas, trata de reemplazarlas con agua pura, notarás inmediatamente un aumento en tu nivel de concentración, incluso a largo plazo.
Otros nutrientes importantes para aumentar la concentración
Alimentos importantes para mantener nuestro sistema cerebral en perfecto estado de salud son, por ejemplo, los frutos del bosque. Estas frutas contienen altas concentraciones de flavonoides, potentes antioxidantes que ayudan a mantener saludable todo el sistema circulatorio. Estos antioxidantes también están presentes en el chocolate negro que contiene 70% o más de cacao.
El pescado azul también puede consumirse de manera regular, ya que es rico en ácidos grasos Omega-3, los cuales son esenciales para el buen funcionamiento de las estructuras neuronales.
Otros alimentos ricos en Omega-3 son los frutos secos como nueces, avellanas, pistachos, etc, los cuales también contienen importantes nutrientes, como la vitamina E, útil para prevenir el estrés oxidativo que causa el envejecimiento de las células cerebrales.
Los Sugar Daddy y Sugar Baby a menudo deben concentrarse durante varias horas, ya sea por motivos de negocios o de estudio. Desde este punto de vista, es posible obtener excelentes resultados siguiendo estos simples consejos! Eso sí, manteniendo un estilo de vida saludable y un número adecuado de horas de sueño.
