MySugardaddy Logo
SSL 256 Bit

De sapo a Sugar Daddy: el encuentro crucial

Sugardaddy London

El génesis de una sugar baby y su sugar daddy

Soy la más vieja de tres hermanos criados en Coventry. Criados por padres atentos. Mi padre era el tipo de hombre que haría todo para que su esposa e hijos tuvieran todo. Todo lo que sería considerado propiedad común en la familia media del Reino Unido.

Todos nosotros tuvimos educación forma y vida estándar. Nos dieron un gran ejemplo de principios y aspectos morales de una vida católica,  seguramente nada que tuviera que ver con sugar daddys.

Siempre hablaba muy bien y como una chica comunicativa conseguía buenas notas en humanidades. Pero no en las ciencias exactas, donde tengo más dificultad en la Universidad ahora.

Yo diría que siempre pude mantener una proporción igual de energía invertida en mi desarrollo personal y profesional y en mis relaciones. Pero fue muy temprano en la vida, cuando aprendí por experiencia, que lo que yo consideraba más valioso, acabaría convirtiéndose en el gatillo más significativo para un cambio titánico en mi vida. Su nombre era Phillip: Mi primer amor.

El inicio…

Como una niña de dieciocho años, él representaba el mundo para mí. Posiblemente, la fuerza que sostenía todo lo que estaba en segundo plano para mí. Sin sorpresas, Phillip rompió mi corazón, lo que en sí no es motivo de persecución: Al final de cuentas, todos ya han tenido su corazón partidos en algún momento de su vida, sin que nadie sea particularmente culpable por lo ocurrido.

Pero Phillip … Phillip consiguió mantenerme a mí y a la otra novia en secreto una de la otra, por unos buenos dos años. ¿Tontería de la juventud? Se podría decir eso, pero desafortunadamente ese fue el estándard en curso en mi vida emocional por un largo tiempo.

El tramposo, el deshonesto, egoísta, a veces, el tipo jugador… Yo ya me estaba acostumbrando a lo largo de los años. Hasta que llegó una noche lluviosa, mientras yo me limpiaba  el delineador negro manchado en mi cara. No de la lluvia, sino de las lágrimas incontrolables derramadas aquella noche, en que el padre biológico de mi hijo me abandonó cuando supo de mi embarazo.

Fue miseria como yo nunca había encontrado antes. En aquel momento todo lo que podía ver como mi vida, era mi bebé no nacido y esa parada de autobús que me protegía de la lluvia. Un coche pasó y lentamente se detuvo. Era negro con ventanas oscuras y había un tipo de caballo como emblema sobre el capó delantero (más tarde descubrí que no era caballo, sino un jaguar). La ventana se ha bajado automáticamente…

2 de 4…